Hubo un tiempo en nuestras vidas en que antes de que obtuviéramos el carnet de identidad recibíamos otro dado por la Junta Municipal de Educación cuando empezábamos a ir al Colegio, teniendo, pues, muy pocos años de edad. Era nuestro primer carnet: EL CARNET ESCOLAR.
El Ayuntamiento, siguiendo las indicaciones de esa Junta encargada de velar por el buen funcionamiento de las escuelas, los mandó imprimir en 1961, en la Editorial Católica Toledana, y después entregó los carnets sin cumplimentar a los distintos centros educativos de Primaria existentes en la ciudad. En nuestro colegio, uno de nuestros profesores se encargaba de rellenar los datos porque nosotros no sabíamos. Incluía en una de sus caras nuestro nombre completo, nuestra fecha de nacimiento, el nombre de nuestros padres y nuestro domicilio, junto con una foto nuestra, grapada o pegada, sellada con el sello de nuestra escuela. El nombre de esta, el curso que realizábamos y la firma del maestro se recogían en la otra cara.
Ese carnet nos debía servír para todos los años en los que estudiáramos Primaria y, si lo perdíamos, nuestros padres tendrían que pagar el coste del duplicado. Pero el primero nos lo daban gratis.
Puede que su función principal fuera controlar el absentismo escolar ya que los agentes de la autoridad podían pedir a cualquier niño que se lo mostrasen para saber si estaban o no escolarizados.
De lo que contamos da buena idea el carnet reproducido aquí perteneciente a Alicia Arellano Córdoba, toledana bien conocida por muchos de nosotros, cuando apenas tenía cinco años de edad, a la que agradecemos que nos permita su difusión.