No tenemos constancia de cuándo las bellas águilas imperiales dejaron de surcar el cielo toledano. El documento que recogemos, obtenido de una página del Diario de Intervención de Pagos de 1940, nos indica que el 31 de julio de ese año el ayuntamiento de Toledo pagó 1,25 pesetas a M. Torán como “premio por extinción un águila imperial en este término municipal”. Ese mismo año se pagaron 1,50 pesetas por seis tornillos y 6,50 por un saco de cemento. La vida de un ave tan magnífica valía, como vemos, muy poco. Y la abatida en ese mes de julio de 1940 pudo ser la última.