La Confederación Hidrográfica del Tajo realizó, en enero de 1962, una clasificación del nivel de protección de la cuenca del río Tajo y de sus afluentes que sometió a información pública. Por lo que respecta al río principal distinguió tres tramos:
Esta clasificación fue cuestionada por el ayuntamiento de Toledo que en un escrito, firmado por su alcalde, de 8 de marzo de 1962, solicitó que fuera rectificada por considerar que el tramo que comprendía buena parte de la provincia debía ser calificado como “curso industrial” o, en su defecto, “curso normal” con el fin de favorecer el desarrollo industrial ya que sus aguas no servían para el abastecimiento de sus localidades.
Está claro que eran otros tiempos bien diferentes a los actuales.