Acción Humanitaria para la Infancia: logros 2017 y retos pendientes - Ayuntamiento de Toledo

Más de 13 millones de niños vacunados contra el sarampión, más de 29 millones de personas con acceso a agua potable. Estos son solo algunos de los logros que conseguimos juntos en 2017 para los niños en emergencias.

136 millones de personas. 60 millones de niños. Esa es la cantidad de vidas que cambiamos, las personas a las que hemos ayudado durante 2017 con nuestra acción humanitaria, muchas más de las que habíamos previsto. Aunque solo conseguimos recaudar 2.000 millones de euros, de los 3.000 que habíamos pedido, hemos logrado, gracias a ti, dar respuesta a las necesidades de miles de niños y sus familias.

Con tu ayuda, por ejemplo, hemos conseguido proteger a los niños de Siria, que ya llevan casi 7 años soportando la violencia del conflicto; tratar de cólera a cientos de miles de niños de Yemen; sacar de la desnutrición aguda grave a los niños de Sudán del Sur; llevar agua potable a los niños de Irak o educación para los niños de la República Democrática del Congo…

Desnutrición: 2,5 millones de niños tratados

Si hay algo primordial, y de lo que depende la supervivencia de los niños en zonas de emergencia, es la nutrición. Cada conflicto, cada guerra, cada catástrofe natural, pone en serio peligro y graves dificultades el acceso de las personas a una alimentación suficiente y adecuada.

En países como Sudán del Sur, donde 1,1 millones de niños sufren desnutrición aguda grave tras más de 4 años de guerra, o la República Democrática del Congo, donde casi 8 millones de niños soportan años de conflicto con la preocupación diaria de la violencia y el hambre, cada jornada es una lucha continua por la supervivencia.

Este pasado 2017 conseguimos tratar a unos 3 millones de niños con desnutrición aguda grave en zonas de emergencia. En 2018, queremos llegar a más niños, nuestro reto es llegar a más de 4 millones.

Salud: la vacunación, clave para salvar vidas

Que las vacunas salvan millones de vidas en todo el mundo es un hecho. En UNICEF, trabajamos duro todo el año para que nuestra cobertura de vacunación sea total, sobre todo en las zonas de emergencia, donde la falta de agua hace que la higiene sea deficiente y enfermedades como la difteria, el sarampión o el cólera se propaguen con rapidez y facilidad.

La difteria en Bangladesh, el cólera en Yemen, la polio en Nigeria… Millones de niños necesitan de nuestras vacunas para sobrevivir. Sin ellas, los índices de mortalidad en esas zonas serían mucho más altos. Este pasado 2017 por ejemplo, vacunamos a 13,6 millones de niños de todo el mundo contra el sarampión solo en los primeros 10 meses del año.

Ante los retos que se vislumbran, 2018 será una año clave en cuanto a prevención y supervivencia infantil.

Acceso a agua para más de 29 millones de personas

El agua es vida y un derecho, no un privilegio. Contar con agua limpia para beber, cocinar y mantener unas prácticas higiénicas adecuadas es imprescindible para evitar enfermedades y permitirles crecer sanos. Pocas imágenes son tan esperanzadoras como la de una niña que, por primera vez, ve brotar agua del grifo de su comunidad.

En países como Irak o Nigeria, el acceso a agua potable es casi una utopía. Entre los dos, suman más de 11 años en conflicto y más de 8 millones de niños con un acceso muy restringido al agua. Nuestros programas de Agua, Saneamiento e Higiene llevaron agua potable, para poder cocinar y para la higiene personal, a más de 29 millones de personas en 2017.

Protección: apoyo psicológico para 2,8 millones de niños

2017 ha sido un año crucial en cuanto a protección de la infancia a nivel mundial. Solo en las 7 grandes y graves emergencias vinculadas a la violencia y la guerra, 42 millones de niños se han visto atrapados en una pesadilla sin fin. Desde los niños rohingya que han huido de  Myanmar para vivir como refugiados en campos de Bangladesh, hasta los más de 11 millones de niños de Yemen que soportan más de 3 años de guerra, muchos al borde de la hambruna y con el cólera como amenaza real.

Gracias a las contribuciones para emergencias, en 2017, casi 3 millones de niños recibieron apoyo psicosocial para recuperarse de las experiencias que han vivido. Sin este apoyo, no podrían salir adelante, tras haber vivido y sufrido las historias más terribles y haber sido testigos de primera mano de las atrocidades más inimaginables. En 2018, su protección será igualmente importante y nos proponemos llevar este apoyo psicosocial a casi 4 millones de niños.

Educación para 5,5 millones de niños

En países como Siria o Nigeria, que suman casi siete y hasta ocho años en guerra respectivamente, que los niños puedan seguir con su educación puede ser casi una quimera. Los desplazamientos, los vacíos educativos y la violencia de los ataques a escuelas e incluso escuelas tomadas por grupos armados, afectan el proceso educativo, las instalaciones, el profesorado… Cualquier estallido puede ser letal para la ya frágil educación de los jóvenes en países en conflicto.

La misión principal de UNICEF en este apartado no es otra que conseguir que ningún niño o niña vea interrumpida su educación, sea cual sea el país o la zona en la que viva. Uno de nuestros campos principales de batalla en 2018 será Sudán del Sur, donde miles de niños son reclutados por grupos armados, y 2 millones no pueden ir a la escuela porque no son seguras.

Este pasado 2017, por ejemplo, conseguimos que 5,5 millones de niños recibieran una educación básica, bien sea formal o no, en países azotados por emergencias. Aún así, esta cifra representa solo el 57% del total de niños que la necesitaban, y por ello seguiremos luchando en este 2018 para llegar a 8’8 millones de niños, y no pararemos hasta llegar al 100%.

En este 2018 lanzamos de nuevo nuestro informe de Acción Humanitaria para la Infancia, con el mayor llamamiento de fondos de nuestra historia, para atender las necesidades más urgentes de 85 millones de personas, de las que 48 millones son niños, que viven en 51 países en situaciones de emergencia. Con tu ayuda podemos protegerlos y llevarles esperanza.

Por Enrique Sierra

https://www.unicef.es